... Y nació el amor

Me siento afortunada.
Sentia k estaba preparada para amar, querer, estudiar, trabajar, formar una familia e incluso tener hijos.
Y creo lo logré:

Lejos de la casa de mis padres, ese lugar k tan poko me aportaba, en un centro de menores, (del k hable en aguna ocasión), kon mucho trabajo y esfuerzo, ya k acarreaba un terrible suspenso académico, logré acabar la E.S.O. y komenzar mis estudios de Enfermería.
Enseguida me puse a la faena, encontré trabajos en los cuales sé k me volvería a admitir sin problema.

Justo antes de la partida, se cruzó por mi camino la persona más importante de mi vida, él k kon su amor, cariño y komprensión logró enseñarme el kerer:
Una tarde de discoteca, vailoteando komo loka en medio de la pista, mi gran pasión, noto k alguién me obversa.
Al rato nos presentan. -hasta luego, hasta luego.
A los días nos volvemos a encontrar por todas partes...
Coincidencia ¿? -No sé yo, pa mí k nos seguian  jijiji
Logró kedar para charlar, eso sí através de un amigo, por k él delante de mí se hacía el interesante.
Empezamos a kedar, a vernos casi a diario.
K nos gustabamos era inegable.
Llegaban los primeros besos, esas primeras caricias k me te hacen estremecer, ese cosquilleo k recorria por todo mi cuerpo.
El 23 de Enero del 98 me pidió salir (como se decía antes). Yo le dije k si.
Y en lo mejor, la distancia nos separó...
Kon toda la pena del alma me despedí, él no entendía nada, pero yo fuera komo fuera, sentía k tenía k uir, no aguantaba más en mi casa.
Usó todas sus fuerzas para hacerme sentir especial.
Siguió, apoyó y animó cada uno de mis proyectos.
Cada llamada, cada visita, eran una pasada.
Horas y horas de charlas al otro lado del telefóno... charlas k cada vez más a menudo, se entrecortaban por los duros sentimientos de la distancia.
Visitas sorpresa k aceleraban nuestros corazones, visitas k pediamos a gritos duraran eternamente, abrazos de despedida inseparables.
Nos necesitábamos, nos keríamos, nos amabamos.

Hizo que sin darme cuenta mi vida no tuviera sentido sin él.
De repente un día, a un mes de finalizar el curso k por cierto terminarón kon exito 7,6 de media, me llama y me dice: - nena k te vengas, k ya tenemos piso. me kedé helada.
Recojí todas mis cosas, preparé mi marcha y en medio mes regresé para la tierrina.
Nos pusimos a vivir juntos, y la cosa funcionaba.
Un piso k se caía a pedazos, de mesa una caja, el colchón en el suelo, las maletas de armario... k tiempos más felices... nos keríamos, nos amabamos, de lo demás no nos importaba.
Kon la casa "medio organizá" dos años más tarde decidimos casamos, una boda preciosa, un viaje espectacular.

Al regreso nos fuimos de marcha, paramos en la farmacia y entre risas sorpresa "bebe a la vista".
Nuestra felicidad era insuperable.
Continuará...
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